RUPERTO CHAPÍ: los 4 cuartetos de cuerda
diciembre 1, 2014 Deja un comentario
1863. Un año importante para la música de cámara española. Se fundaba la Sociedad de Cuartetos, impulsada por varios músicos, a la cabeza Jesús de Monasterio. Durante los 31 años que duró dio a conocer la música de los grandes autores, como Beethoven, en España. También de contemporáneos como Brahms. Y fue cantera inagotable, hervidero musical de primera línea, espoleador permanente de compositores y público, imán de sociedades parecidas que iban apareciendo por todo el país. De hecho, la tradición de conciertos de música de cámara en España arranca de instituciones como esta y otras parecidas, así como la sinfónica arranca de la Sociedad de Conciertos. De esta manera pudo el italianizante, casticista e inculto público español ir tomando contacto con los grandes maestros; gracias a la labor de tantos «zarzueleros», (dicho en desacuerdo con la peyorativa intención con que los despachan muchos melómanos «cultos» embebidos en la tradición germano-francesa), se sentaron las bases de un conocimiento universal de la música occidental por estos pagos. Mencionemos algunos nombres: Bretón, Chapí, Monasterio, Tragó, Guelbenzu, Marqués…
Poco a poco, los compositores españoles iban aportando sus obras al repertorio de cuarteto de cuerda. El siglo XIX no dejó muchas, pero ya en la década anterior a la Primera Guerra Mundial aparecen al menos 30 composiciones. Los hay que beben en la gran tradición extranjera, (Bretón, Manrique de Lara…); los de lenguaje internacional renovado, (Conrado del Campo, Isasi…); y los de postulados nacionalistas con vínculos folklóricos, (aquí estarían los de Don Ruperto Chapí)
El Cuarteto nº 1 de Chapí fue estrenado por el Cuarteto Francés, (una de las más grandes formaciones españolas una vez se disolvió la Sociedad de Cuartetos.
La recepción del público parece que fue entusiasta, y eso que Chapí, consagrado autor teatral, no pasaba por su mejor momento en la ópera y zarzuela. El oyente reconocerá habaneras, zapateados, zortzicos y jotas aliadas con las formas clásicas.
El Cuarteto nº 2 es aún más nacionalista en su esencia, y fue escrito para el Cuarteto Checo de Josef Suk. Continúa en la línea alhambrista y de nocturnos andaluces de la que ya hemos hablado en otra parte del blog. Bastante distinto es el nº 3, más recio y franckiano. Y de simples y hermosas armonías el nº 4. A disfrutarlos.
Dedicado a Ruivaldivia, que se interesó por el tema.